La noche es mi parte favorita, sobre todo cuando entre el cielo brillan luces hermosas junto con el resplandor de el astro más precioso y espléndido.
Cuando camino, lo único que puedo hacer es mirar hacia arriba sin bajar la mirada, algo podría pasar, pero es inevitable no detenerme a ver la luna llena y hermosa que en mis pesadumbres y aislamientos me alimenta poco a poco de entusiasmo, llenando mi corazón de lagunas ufanas, que peregrinando mi cuerpo entero retiran de mi malos momentos. Es por todo esto que después sonrío y sigo mi camino, rememorando que no puedo dejar de verla, que si me despisto por varios minutos nada se sentirá igual.
Kellent Coronado